
James Salter y la ficcin: "Todo est en los detalles"
James Salter y la ficcin: "Todo est en los detalles"
El arte de la ficcin (a la venta, el 5 de abril) recoge las lecciones del autor de 'Todo lo que hay' sobre la pasin que le fue esquiva durante dcadas y con la que se reconcil, convertido en un gigante, al final de su vidaUn gran deseo de seguir viviendo. As termin sus memorias James Salter cuando contaba 72 aos. Demostr ese empeo al publicar, ya con 88, la novela Todo lo que hay. Y todava con 89 ofreca lecciones de literatura, que ahora la editorial Salamandra recoge en el libro El arte de la ficcin. De dnde sacaba ese hombre (muri con 90, en junio har tres aos) ese coraje? Simplemente hizo lo que le gustaba. Basta leer este librito para rendirse ante la pasin por leer y por escribir.En apenas 150 folios mal contados desfilan Kerouac (a quien conoci en el instituto), Lampedusa, Garca Mrquez, Lautaud, Babel, Voltaire, Cline, Capote, Joyce, Joan Didion, John O'Hara, Pamuk, Nabokov, Flaubert... A algunos saca punta, de otros toma ejemplos para los alumnos de la Universidad de Virginia donde ley estas tres clases magistrales y de otros aplica enseanzas o trucos. Nada le era ajeno.Me veo leyendo al final, como Edumund Wilson poco antes de morir aprenda hebreo con botellas de oxgeno al pie de la cama. Pudo ser. Lo que s sabemos es que se sobrepuso a los muchos reveses que sufri en su vida, entre ellos encontrar el cadver de una hija que haba muerto electrocutada. O el rechazo de la crtica que descubri tras publicar su primer libro. Pero lo ms asombroso de este escritor fino, meticuloso, elegante, es que vivi ajeno a la literatura hasta los 44 aos. James Salter (nacido Horowitz) se haba graduado en la Academia Militar de West Point y en el Ejrcito de los Estados Unidos sirvi durante 12 aos como piloto de combate desde un caza en la guerra de Corea (donde derrib un MIG sovitico) y particip en ms de 100 acciones de guerra. Un profesor lo apadrin, le recomend libros y le anim a escribir. Y hasta ayer.La pasin con la que ley aquellas lecciones sobre el arte de novelar impactan. A los alumnos les recalcaba que Flaubert escriba desde primera hora de la tarde hasta bien entrada la madrugada; era infatigable, reescribiendo, revisando, produciendo una pgina a la semana, o una en cuatro das o 13 en tres meses. Y agrega que elautor de Madame Bovary tard/invirti cuatro aos y medio en escribir la novela, 4.500 cuartillas de borradores para las 300 pginas del libro. [...][ Lea en voz alta [los textos] para juzgar su cadencia, su fluidez. Y a continuacin lee unos fragmentos de la novela de Flaubert para despus descomponer cada gesto, cada mirada, cada color, cada olor que sugiere el escritor francs. Persuade a los alumnos, en estos tiempos de ligereza en que parece que todo vale, que ser escritor es estar condenado a reescribir [...] siempre hay algo que est mal enfocado, o poda ser mejor; era demasiado largo, era anodino... hasta que llega el momento.James Salter (1925-2015) no habla desde un plpito sino desde la humildad. Reconoce en pblico que su primer relato (ambientado en
tienda oficial barcelona futbol club) fue fallido y que su autobiografa, que l prefiere precisar como Reminiscencias, fue un error. Creo que debera haber escrito esas cosas con otra forma (aunque luego hayan sido tan alabadas por tantos, como por ejemplo Antonio Muoz Molina, autor de un fervoroso homenaje a El arte de la ficcin) y evoca sus trabajos como guionista y otros ms humildes (vend calendarios y trabaj en una librera) para sobrevivir. Y se sincera an ms, muestra algunos trucos de cocina, propios (Cada da me cuesta arrancar. Si consigo dejar una lnea o unas pocas palabras que me ayuden a retomar el hilo, va un poco mejor) o ajenos (Cline, cuando viva en Meudon, a las afueras de Pars, despus de la guerra, trabajaba en una mesa de cocina sobre la que haba un cordel para tender la ropa. En el cordel colgaba los captulos del libro que estaba escribiendo). O el mtodo de la escuela de escritura de James Jones: Los alumnos dedicaban varias horas al da a copiar a mano pasajes de Hemingway, Faulkner y Thomas Wolfe, para impregnarse de su fuerza y carcter. Era el mtodo mimtico, que quiz no sea tan ridculo como suena. l mismo lea relatos en el New Yorker y en Esquire e intentaba imitarlos. Ese ejercicio de imitacin era desolador.Y sus autores predilectos? No duda: Nabokov (por su ingenio y su talento con el lenguaje, su voz y su estilo), Faulkner, Saul Bellow e Isaac Bashevis Singer. Algunos libros importantes? Tambin tiene su opinin, aunque no cree que se escribieran para que fueran importantes. Salter cita El guardin entre el centeno y Matar un ruiseor. S considera, sin embargo, que Thomas Mann tena bastante claro, conociendo su carcter, que escribi La montaa mgica teniendo muy presente su trascendencia. Y, desde luego, La muerte en Venecia. Cuando James Salter era veinteaero y an se llamaba James Horowitz, cuando viva al margen de la literatura, anotaba todo en diarios o cuadernos pero con el tiempo me di cuenta de que no deba guardar la bazofia (...) pues escribir no consiste en sentarse detrs de un biombo y anotar las conversaciones de los dems, (...) hay que ir rascando y escarbando hasta encontrar entre los descartes unos pocos objetos de valor. Como recuerda que aprendi del gran dietarista Lautaud: Aprende a seleccionar. Y no se para en tablas, pues advierte, e imaginamos que con nfasis: Y qu cuidado hay que tener con lo almibarado. Tiene, entre otras, una predileccin: Isaak Bbel. Su mentor, su gua le apremi a que leyera sus relatos, que empezara por Mi primer ganso. Con l aprendi que en una frase hay una especie de palanca que puedes agarrar y girar apenas, lo justo, hasta que todo encaja. No hay hierro capaz de atravesar el corazn humano con la fuerza de un punto colocado en el lugar preciso. Y los detalles? Los escritores que me gustan son los que son capaces de observar muy de cerca. Los detalles son todo.